#014.- Borré mis Redes Sociales. Parte 1/4
La razón detrás, el impacto, todo el tsunami que vino después y cuáles fueron los aprendizajes que me quedo.
🎧 Escucha la carta si no tienes ganas de leer.
El 15 de diciembre me terminó de revolcar un tsunami interno y externo que terminó de aterrizar con la decisión de borrar todas las redes sociales de mi celular.
No para siempre, solo no sabía hasta cuando.
Todo empezó como un experimento por ser una nerd y el reto de borrar las redes sociales en ese momento inició porque era parte de un programa que estaba tomando de cierre de año y no era una opción hacer el programa a medias.
La realidad es que la idea venía rondando desde mayo del 2024, mi alma me lo pedía y podía ver porque la urgencia de hacerlo, pero no estaba lista. Estaba llena de miedos y creencias y me tomó 6 meses en donde ya fue un poco a la fuerza (no por el reto, por el tsunami) y lo hice.
La cantidad de aprendizajes y claridad se hizo ver de golpe. Y eso también generó un shock.
Los primeros días, empecé a medir el impulso de tomar el celular de forma automática e inconsciente. Cómo no tenía las aplicaciones, se volvió evidente en ese momento y lo fui anotando.
Cada vez que tenía el impulso, como no encontraba la app de instagram, abría mi app de notas y anotaba: “1,2,3…” y así consecutivamente, de esta forma puede tangibilizar y visualizar cuántas veces al día, sin darme cuenta, iba en automático a tomar el teléfono.
Me di cuenta cuantos espacios al día rellenaba poniendo mi atención (o fugaba mi energía) en instagram. Lo pude ver con una claridad en la que hacerme tonta era imposible.
Día 1 sin instagram, 16 de Diciembre, notas de mi celular:
Hoy me siento orgullosa de mi por haber dado este paso a pesar de todo lo que siento, de los miedos, las creencias e incluso adicción a las redes sociales.
Hoy me aplaudo y me siento valiente y eso ya me hace automáticamente expandir mi visión/posibilidades de las formas que existen para mi más alto bien de relacionarme con mi negocio, mi comunidad y todas las herramientas y recursos disponibles.
Así como en los negocios, en la vida, la data importa. Hay que tener data para poder hacer un análisis realista que se base en el feedback de la acción y no en los “creos, sientos, estoy casi segura que”.
Yo sentía que a pesar de la incomodidad que me estaba generando el uso de las redes (más adelante de esta carta explico esto a detalle) tenía una buena gestión en cuestión de salud mental, que no me comparaba con otras personas porque además no sigo gente de mi nicho profesional o que controlaba mis impulsos.
También creía que tenía el control de dónde ponía mi atención dentro de instagram. Hace tiempo que he ido reduciendo la cantidad de personas que sigo con la intención de que mi feed fuera cada vez menos interesante, scrolling wise, y que solo me apareciera contenido de temas que me inspiraban y de personas que admiraba de una u otra manera ( y mis amigos que obvio es divertido socializar y reenviarte memes y reels).
Estaba casi segura que usaba poco tiempo las redes sociales, y si bien el celular me podía dar esta data, el problema está en que aunque solo lo usara 1 hora al día, esa hora estaba en pequeños fragmentos de dosis de dopamina que interrumpían mi día y sin darme cuenta, me causaban el efecto que vives cuando subes a una montaña rusa extrema de lo más alto y en fracción de segundos estás en caída libre.
Sin aviso y sin darme cuenta. Por supuesto, también sin cinturón de seguridad.
Día 3 sin instagram, 18 de diciembre, notas de mi celular:
El espacio que ha creado, donde no he tenido de otra más que ver de frente mis miedos y dolores y no tenía idea la magnitud de coping mechanism que es hasta que no está. Lo mucho que me había alejado de mi autenticidad, de los caminos tan estrechos a los que me había condicionado.
El problema ahora es que estoy sintiendo que 7 días de break, lo que estaba planeado inicialmente, no será suficiente.
Al inicio, el “detox” de redes sociales iba a ser de 7 días. Cuando inicie me pareció extremadamente minúsculo hacerlo solo por 7 días, 7 días en los cuáles apenas podía ver los atisbos de lo que iba a venir, 7 días en los que apenas surgía la incomodidad real.
Decidí hacerlo mínimo por un mes y tener una intención, no solo desaparecer para volver relacionándome de la misma manera.
Quiero hacer un disclaimer. No estoy satanizando las redes sociales, estoy compartiendo el impacto que el uso de las redes sociales y la conexión que nos ofrece la tecnología hoy en día tiene un lado no tan positivo para muchas personas del que por suerte, ahora se está empezando a hablar.
Mi intención nunca fue (ni es) vivir una vida sin redes sociales. En las redes sociales he construido relaciones y comunidad sin precedentes, un negocio exitoso y he generado un impacto positivo en la vida de otras personas. Esto no lo doy por sentado, lo valoro y lo quiero seguir cultivando.
En un inicio, el reto de borrar mis redes no surgió con ninguna intención particular ni claridad. No tenía ningún objetivo en mente más que cumplir la invitación del programa en el que estaba, sin embargo, desde la primera semana en la que decidí extender el experimento, si empezó a tener claridad en ciertas áreas que se fueron revelando.
1.- Autoconocimiento y consciencia propia.
2.- Restaurar mi salud en todos los sentidos.
3.- Tomar perspectiva y relacionarme desde otro lugar.
4.- Cambiar la proporción de mi vida online vs offline.
Ahondaré en cada uno de estos puntos con todo lo que he aprendido en estas semanas en diferentes cartas.
Día 15 sin instagram, 30 de diciembre, notas de mi celular:
Me está cambiando la vida ver el mundo a través de mis ojos y no de una pantalla, no me había dado cuenta cuánto espacio, energía y atención había regalado ni tampoco imaginé el costo que regalar eso me iba a traer.
Un costo que no sé cuánto tiempo me tome pagar.
Vivir en calma todavía me hace sentir en peligro, me cacho suspirando profundamente. Para regresar al presente y aceptar, por un momento, que disfrutar está bien, que no hay culpa que cargar y que no corro ningún peligro más que el de vivir una vida rica,
que aunque el mundo me grite lo contrario, yo puedo ir contra corriente.
Al momento de escribir esta carta sigo sin acceso a mis redes sociales. Hay días que se siguen sintiendo como un retroceso y hay días que se sienten como una victoria.
Conforme pasan los días, se van revelando efectos de llevar 10 años en redes sociales prácticamente sin un día de descanso, ya sea como creadora o como consumidora.
En la carta de hoy, quiero hablar sobre el punto 1 de 4 y todos los aprendizajes en este experimento. Cubriré los demás puntos en otras cartas.
1.- Autoconocimiento y Consciencia Propia.- Borrar las apps de mis redes sociales me ha llevado a un nuevo nivel de autoconocimiento y me ha hecho consciente de muchas formas de operar que tenía inconscientemente.
Uno de los aprendizaje que más me llevo es cuánto ruido externo tenía que poco a poco fue silenciando la voz de mi intuición y de mi autenticidad. Como, sin darme cuenta, mi sensibilidad me fue sincronizando con los ritmos de otras personas y no con los propios.
De una forma tan sútil, que me di cuenta cuando ya me estaba quedando sorda de tanto ruido.
No importa si veía una cuenta de memes, de un experto en marketing o mi amiga posteando su ejercicio o su canción favorita, todo, por debajo del agua, me dictaba (esto es personal) la prisa de tener que estar poniendo ahí afuera lo que sea, porque si no lo hago, me quedo atrás, voy tarde.
Ese sentido de prisa, de tener que hacerme presente todos los días mientras consumía la app y no lo hacía, me generaba ansiedad y un sentimiento de que cada vez me quedaba más atrás en lo que los Gurús de marketing me decían que debería de estar haciendo si quería tener “éxito” en mi negocio.
Para tener contexto es importante recalcar que el uso que yo le doy a instagram es en su mayoría es para construir mi negocio y mi marca personal. Tal vez, si tu solo pasas un ratito para socializar, no te identifiques del todo con esta parte.
Es un círculo vicioso: Estoy consumiendo de una forma que no me beneficia, siento prisa por no estar al ritmo “que me dicen”, quiero estar al ritmo que me dicen pero hay tanto ruido que no se cuál es mi voz, me desconecto de mi autenticidad y empiezo a presionarme sobre que debería (odio el debería) de estar haciendo, lo intento, no se siente auténtico, entonces lo dejo de hacer.
El ciclo vuelve a empezar: Empiezo a consumir más a ver si por ahí encuentro mi voz, tal vez alguien me de una idea de como se ve mi autenticidad, vuelvo a sentir prisa porque sigo sin seguir el ritmo que me dijeron que tenía que seguir, el ruido se vuelve más fuerte……
Tal vez te puedas identificar con este ciclo aunque no tengas un negocio en instagram, sino en como crees que debería de ser tu vida y como no lo es, caes en este ciclo.
No vivir una vida auténtica es una de las mayores razones de porque la gente vive con ansiedad, tristeza o incluso depresión. No hay un sentido que te hace sentido.
El sentido de vida es interno e individual. No podemos esperar que esté ahí afuera.
Mi atención, mi mente, mi tiempo estaban afuera en vez de adentro. Dejé, quién sabe por cuánto tiempo, de cultivar una vida creativa, que en mi caso, es lo que me hace sentido.
Para mi esa vida creativa hoy se ve en cómo me conecto conmigo misma, en como reflexiono sobre la vida, mis experiencias y como transformo y llevo eso a las palabras y de las palabras a mis espacios en donde acompañó al que quiera ser acompañado a su propia transformación.
La vida creativa no se puede vivir con velocidad, no puede compartir espacio con la prisa, y por supuesto, es rebelde a las reglas de un algoritmo.
Mi fortaleza o mi “estrella” como me dice una amiga muy querida es inspirar y abrir posibilidades. Inspirar a través de mi ejemplo, de mis acciones, de mi forma de ver la vida y de mi vulnerabilidad.
Si no vivo mi propia vida ¿Qué hay para inspirar?
La vulnerabilidad, en mi caso, no cabe en un formato de 90 segundos.Y sentir que por eso soy inadecuada me estaba frenando a ser como soy.
Mi mente es compleja, mi sentir es profundo, mi personalidad es intensa, mi sensibilidad tiene muchos matices. Nada de eso cabe en 90 segundos o X cantidad de caracteres.
No sintetizo mis ideas, no porque no sepa, sino porque en mi mundo el contexto y los detalles importan. Y la gente se ha olvidado de su propio contexto y detalles de vida, por eso mucha gente sufre de estos males de las redes sociales, porque sin contexto ni detalles, la vida de otro pareciera la correcta pero en tu contexto, no lo sabemos.
Hoy el mundo siente mucha prisa, tanta, que los detalles ya no importan y el contexto es ignorado. Tomarse el tiempo de leer es inaudito porque se prefiere buscar un reel “que vaya directo al grano” en 90 segundos.
En el mundo de los sensibles, eso se queda corto.
Esa asfixia de sentirme en una caja me hizo abrir substack y hoy, quiero compartirme en formatos largos más que en los cortos.
Otra cosa que me llevo fue darme cuenta que la manera en la que me estaba relacionando con el uso de instagram no estaba relacionado con el tiempo. Una hora de instagram no era proporcional al tiempo que me llevaba salir del loop en el que metía.
No era proporcional a la energía que me estaba quitando ni al tiempo que me tomaba recuperarla.
Dejé de leer, dejé de escribir, dejé de estar presente. No por el tiempo que usaba la red, sino por la fuga de energía y atención que me hizo pagar un precio muy elevado para poder tener esa energía y atención en otras cosas que construyen mi vida creativa y con sentido.
3 de enero, 19 días sin instagram, notas de mi celular:
Descubriendo las posibilidades que se van abriendo de par en par en el espacio que se ha creado.
El espacio que se ha creado al reclamar mi poder, ese que en un principió reclame porque me robaron, sin embargo, que hoy aceptó, que sin más, lo regale.
Lo regale sin tener idea de lo que valía, lo difícil que sería (está siendo) recuperarlo, sin poder imaginar ni cerca el impacto que tendría.
Pero me gusta pensar que mientras tenga vida, hay tiempo. Aunque no siempre sea cierto.
A veces hay vida, una poca, en su estricto significado, más ya no hay tiempo.
En el paso de varios años menosprecie el valor y la importancia de mi tiempo, de mi atención, de mi pensamiento crítico, de mi opinión, de mi intuición y de todo en lo que yo creo.
Todo eso empaquetado, tiene la etiqueta de mi poder, y yo preciosamente lo envolví para aquel que quisiera tomarlo.
Me doy cuenta, me di cuenta, hace meses, sin tener la valentía y el amor propio para reclamarlo de vuelta.
Pero hoy, finalmente, lo pedí de regreso.
Nos leemos pronto.
Con cariño,
Linda
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Me encantó, muchas gracias por compartir. Me muero de ganas por cerrar mis redes sociales y llevar un diario de notas sobre la experiencia ❤️🙏🏼
Qué te digo que no te haya dicho antes? Me inspiras tanto y me identifico siempre con cada carta que escribes. Es muy chistoso como ambas vamos por el mismo proceso, a nuestra manera, pero muy parecido. Hace unos meses lloraba con mi esposo diciéndole que odiaba mi celular, que no quería abrirlo, no quería cargar la pila, me daba paz tenerlo descargado... fui haciendo consciente que eran las redes sociales y lo describo tal cual lo haces tú en esta carta. Ademas de hacer MLM. La comparación todo el tiempo, la carrera de la rata, el "sacrificio" de dejar a la familia para "después" gozar lo que trabajas. Me preguntaba, y el presente? Mis hijos van a crecer y me estoy perdiendo de esa etapa que no va a volver, lo vale? Mucho éxito pero...a qué costo?
Así es que dejé redes sociales por un tiempo, dejé mis equipos en redes de mercadeo y volví al.mar, a enseñar persona a persona. Estoy por abrir un campamento en donde las personas pueden venir a sanar, a escucharse, a desconectarse porque no hay señal de celular, regresé a una vida a la antigüedad y la ansiedad, la depresión y la agresividad se han ido de mi...
Gracias por tu ser y tu compartir, más de ti en estas cartas.
Con cariño, Pita.